Menos del 50 % de niñas de 9 años fueron vacunadas contra el virus del papiloma humano en Ecuador

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Algunas enfermedades prevenibles mediante la aplicación de vacunas que registran los menores porcentajes de cobertura en Ecuador son el virus del papiloma humano (44,5%) y la hepatitis B de transmisión vertical (61,7%).

La inoculación contra la primera enfermedad no llega ni a la mitad de la población objetivo, que son las niñas de 9 años, para que estén protegidas del contagio sexual desde pequeñas. Son dos dosis colocadas con seis meses de diferencia. Antes de la pandemia ya existía una cobertura baja. En 2019 se distribuyó al 66,8% de las personas.

Las dosis eran aplicadas en los planteles con brigadas del Ministerio de Salud Pública (MSP), pero en el 2020 las clases eran telemáticas. El porcentaje es recuperable ya que el esquema de vacunación dice que puede colocarse hasta los 10 años y seis meses de edad.

Sobre la deficiencia en la vacunación, existen casos más graves, como en las vacunas para bebés recién nacidos, se redujo considerablemente su cobertura. Se llegó a inmunizar al 61,7% de los menores de un año para prevenir la hepatitis B de transmisión vertical (HB) en el 2020, y en el 2019 se inocularon al 71,5%. Según la planificación del MSP este fármaco se coloca en las primeras 24 horas del recién nacido, siempre y cuando el bebé esté sano.

La BCG, para prevenir la meningitis tuberculosa y tuberculosis pulmonar diseminada, es colocada durante las primeras 24 horas. Caso contrario, el MSP recomienda aplicar la vacuna hasta antes del primer año de vida.

Esta situación se complica en la segunda dosis para prevenir el sarampión, solo alcanza al 70,9% de la población objetivo, según el MSP. Esta también requiere de dos colocaciones. La primera en el primer año de vida y la segunda seis meses luego o máximo antes de cumplir los dos años.

La enfermedad diarréica aguda por rotavirus también está en el plan de vacunación, fue una de las últimas incluidas. Los estudios señalan que la aplicación redujo la tasa de mortalidad infantil. Debe estar disponible para inmunizar a los menores de un año con dos dosis, dentro de los dos y cuatro meses de edad. La cobertura de la primera inoculación de rotavirus llegó al 76,9% el año pasado, y en la segunda se registró el 75,6%.

Janet López, de 33 años, está preocupada porque su hijo no recibe aún la vacuna para prevenir la enfermedad diarréica aguda por rotavirus. Esta madre buscó el viernes pasado, en cuatro subcentros del sur de Guayaquil, sin ningún resultado positivo.

Su bebé nació en marzo pasado, ha cumplido los tres meses, por lo que se pasó de la edad máxima establecida para su vacunación según el Ministerio de Salud Pública (MSP) para recibir la inmunización contra el rotavirus. “Me dijeron que ya no la pueden poner”, revela.

No obstante, consiguió, en el centro de salud n.º 4, ubicado en la calle Cuenca entre Noguchi y Cacique Álvarez, en el centro sur de Guayaquil, que lo vacunen contra la meningitis tuberculosa y tuberculosis pulmonar diseminada (BCG), la infección del neumococo conjugada y la poliomielitis. En la primera recibió la dosis única y en las dos restantes, las primeras dosis; todas pueden ponerlas dentro del primer año de vida.

La vacuna denominada pentavalente previene la difteria, tosferina, tétanos, hepatitis B, neumonías y meningitis por Haemophilus influenzae tipo b, su cobertura es en menores de un año (población objetivo), la cual bajó su cobertura al 84,9 % en 2019 a 71,4 % en 2020, en la tercera dosis. Y además, protege contra la infección denominada neumococo conjugada (menores de un año) se redujo del 83,2% al 75,7%, en los mismos años y en la tercera dosis.

Según Enrique Terán, experto en farmacología, preocupa la reducción de las coberturas de vacunación, una tendencia evidente desde antes de la pandemia del covid-19. “Es inevitable que vamos a tener un efecto pos-covid-19 sumamente grave en términos de todas las enfermedades inmunoprevenibles o vacunables, y esto se debe a dos fenómenos”, señala.

Lo primero es que, “se suspendieron en la práctica y en gran medida los servicios de atención de salud a nivel primario. Con el confinamiento, las limitaciones de movilidad y el temor propio de la gente hubo muy poca demanda espontánea de requerir vacunas para los niños menores de un año”.

El segundo motivo es porque a finales del año pasado y principios del actual hubo un desabastecimiento de vacunas, recuerda Terán, quien es catedrático de la Universidad San Francisco de Quito. “Aquí entramos en una encrucijada, porque no se entiende que si la demanda bajó, ¿cómo es posible que la oferta disminuya? ¿Por qué el país se quedó sin vacunas? Esto es algo inaceptable que no tiene justificación alguna, no es por el efecto covid-19”.

La conclusión lógica, es que el MSP no hizo el requerimiento necesario de vacunas para lograr una disponibilidad de las dosis. Ecuador es parte de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que tiene y maneja el denominado Fondo Rotario, donde los países pagan cada año y con anticipación por las vacunas.

La OPS es un intermediario favorable, que negocia con las farmacéuticas a precios preferenciales, que si algún país no tiene dinero para comprar, pues igual recibe las dosis y cancela después.

“Pero, obviamente, en algún momento hay que pagarlas. El problema muy seguramente es que los funcionarios a cargo pensaron que seguiría la demanda baja y no hicieron el cálculo adecuado para tener el abastecimiento necesario una vez que la pandemia se vaya superando. Cuando se fue teniendo una menor restricción, las personas empezaron a demandar masivamente (las dosis) para igualarse en los esquemas tradicionales, y ahora escasea”, asevera Terán.

Al final, habrá niños que tendrán un esquema incompleto o inexistente, porque los padres desistirán de vacunarlos. El problema será cuando ingresen a una institución educativa, ya que estas deben solicitar el carnet de vacunación, como un mecanismo para obligar la inmunización en edades específicas.

“Los porcentajes a la baja son altamente preocupantes y se dan desde antes de la pandemia, en años cuando todo era normal. En el 2020 se ha dado una inasistencia de las personas a requerir la vacuna”, afirma.

El peligro de que no se vacune a la población objetivo (95 %), según lo recomienda por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es que se reactiven focos de contagio de enfermedades ya superadas y que no se registraban en el país desde hace décadas.

La consecuencia es mayor en un mundo hiperconectado con procesos migratorios, lo que se intensificará en su momento, luego de la pandemia. Prueba de ello es la alerta de sarampión de hace dos años cuando ingresó un caso importado desde Venezuela, según informó el MSP.

Cuando bajan las coberturas de vacunación, cualquier caso importado va a generar núcleos de contaminación, y allí tendremos que aparecen nuevamente estas enfermedades no esperadas en poblaciones que son más desabastecidas. Estos efectos se verán probablemente en tres o cinco años, allí veremos el impacto de lo que ha sucedido”, dice Terán.

En Ecuador se ha reportado hitos reconocidos a nivel continental en enfermedades como poliomielitis, de la que no se registra un caso en el país desde 1990, hace más de 30 años. “Tenemos 24 años sin sarampión, 26 años sin difteria, el último caso fue en 1994. Ojalá esos números no se rompan”.

La sugerencia a la actual Administración para evitarlo, dice el especialista, es abastecerse de las dosis de acuerdo a la demanda real. “Hay que empezar a igualarse para tratar de llegar de nuevo a ese más del 80% de cobertura que se tenía antes de la pandemia”, dice Terán.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) recomienda que la cobertura debería ser como mínimo del 95% en todas las inmunizaciones, recalca el especialista.

Un informe de la OMS indica que una de cada 200 personas con poliomielitis sufre una parálisis irreversible (por regla general, de las piernas). Y que de las personas con parálisis, entre el 5% y el 10% mueren por la inmovilización de los músculos respiratorios que causa el virus.

“La poliomielitis es una enfermedad muy infecciosa causada por el poliovirus. Invade el sistema nervioso y puede provocar parálisis, o incluso la muerte, en cuestión de horas. Entra en el organismo por la boca, transportado en el agua o alimentos contaminados con materia fecal de una persona infectada. Los virus se multiplican en el intestino y se excretan con las heces, a través de las cuales se pueden transmitir a otras personas”, indica la OMS.

Hoy es una de las enfermedades prevenibles, más visibles en los mayores de 30 años que la contrajeron hasta antes de 1990, año desde cuando no se registra un caso nuevo en Ecuador.

“La poliomielitis solo se puede prevenir mediante inmunización… Si se administra  repetidamente, protege a los niños de por vida”, indica la OMS.

Todos los niños que no estén inmunizados corren riesgo. Por cada caso de parálisis hay entre 200 y 1.000 niños infectados asintomáticos. De ahí que sea difícil detectar la poliomielitis y prevenir la circulación del virus. Los niños que viven en zonas donde los niveles de inmunidad son bajos son particularmente vulnerables. La mejor defensa frente a la importación de la poliomielitis es erradicar el virus”, reconoce.

En Ecuador hay quejas de que las vacunas que protegen de enfermedades prevenibles no hay en disponibilidad desde finales del año pasado.

En los boletines epidemiológicos del MSP dan seguimiento cada semana, publicando los casos registrados de enfermedades prevenibles con vacunas.

Para Terán hay un subregistro, motivado también por la pandemia. Compara que en 2018 y 2019 se registró en cada año un promedio de 13.750 casos de varicela, y en 2020 bajó a la cuarta parte, con 3.700 casos que se registran normalmente. “Eso no es porque la enfermedad desapareció, sino porque no los llevaron al centro de salud ni al hospital, es decir, no los diagnosticaron”.

En lo que va del 2021, hay 1.400 casos de varicela. “Prácticamente ya estamos en la mitad del año y tenemos menos de la mitad de los casos registrados el 2020; entonces, hay un subdiagnóstico, y esto hará que en 2022 y 2023 los números se disparen”, dice Terán.

La administración del MSP del Gobierno de Lenín Moreno informó que el presupuesto asignado para la Estrategia Nacional de Inmunizaciones para el 2019 fue de $ 38 millones y que subió a $ 44 millones, el año pasado, pero hay que establecer que finalmente se terminó usando debido a la llegada de la pandemia, recoge el diario El Universo.

La entidad ha justificado la reducción de la cobertura en que “el confinamiento total durante los meses más críticos de la pandemia provocó que las madres prefieran quedarse en casa, antes que salir a los establecimientos de salud, que se los veía como espacios de potencial contagio”.

El MSP advirtió que “el personal de salud tuvo que dedicar mayor tiempo para la atención de la demanda de casos por covid-19, pues esa era la presión para todos los servicios de salud del mundo; y a pesar de que nunca se suspendió el servicio en ningún establecimiento de salud, el trabajo diario estuvo combinado entre la atención a los niños que demandaban vacunas y los pacientes con covid-19″.

Fuente: El Universo, Pichincha Universal, Diario Bicentenario

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