Además la supresión de trabajo, talleres y visitas de organizaciones de DDHH en las cárceles, en el Gobierno de Lenín Moreno, ahondaron en la crisis, reconoció.
Nelsa Curbelo, activista por la paz, escritora, docente universitaria e integrante de la Comisión de Diálogo Penitenciario y Pacificación, señaló que lo ocurrido en las cárceles es la respuesta de la violencia que el Estado ha ejercido sobre ellas, al no cumplir con parámetros básicos de respeto a sus derechos humanos.
“Las cárceles fueron especie de bodegas, cualquier que cometía un delito, si sobre todo era pobre, ahí se quedaba”.
Cuestionó la falta de censos, pues no hay un registro válido sobre los records policiales, enfermedades, edades, antecedentes penales, de las personas privadas de libertad: “Eso agravó las masacres, había personas con delitos graves junto a personas con infracciones de tránsito, por ejemplo. Era una bomba de tiempo”.
Manifestó que otra bomba de tiempo son los enfermos, pues algunos detenidos tienen tuberculosis: “Que es la enfermedad de la pobreza, de la mala alimentación, del hacinamiento, personas mayores con una sola pierna, que no ven bien ¿Cómo se pueden asear o comer bien?”.
Para Curbelo fueron las macro cárceles, el comienzo de una violencia desmedida, porque la mayoría se convirtieron en centros ingobernables.
“Estudios demuestran que lo que funcionan son las cárceles más pequeñas, donde se pueda conocer a los privados de libertad, se pueda tener una política real de trabajo”.
Criticó que en el Gobierno de Lenín Moreno se hayan desmotado los centros de formación a guías penitenciarios y además se haya suprimido los talleres o el trabajo, aduciendo que otorgarles una herramienta era peligroso: “Pero el resultado es que no hay talleres de mecánica o carpintería”.
“Se suprimieron las visitas de organizaciones de DDHH solo se limitaron a las capillanías de diferentes iglesias, un servicio religioso que es importante en la cárcel y cumple un proceso de contención en lo que sucede, pero no basta”.
Destacó la importancia de que en este Gobierno se muestre voluntad para cambiar la actual realidad, en primer lugar reconociendo que no son Centros de Rehabilitación y posteriormente elaborando una planificación para lograr aquello, empezando básicamente con los indultos.
“Me alegra que el país como país estén dándole la importancia que tienen, porque no es solo hablar de delincuentes sino de toda la sociedad, la cárcel es el reflejo del país y eso hay que modificar”.

Fuente – Pichincha Universal, Diario Bicentenario.